Sábado y domingo

Los fines de semana pueden ser la mayor exigencia para la paciencia y la voluntad; nadie quiere caer en el abismo de la procrastinación durante horas y horas.

A veces uno puede tener tantas cosas por hacer que lo mejor sería poder dejar algunas para otras semanas y así evitar, de cierta forma, el tedio. Comprar cosas es normalmente la mejor distracción (¡!). Cuando el apartamento estaba vacío aprovechaba para ir de ‘paseo’ a Ikea, ahora casi siempre hay que buscar algo en los almacenes o en el supermercado; teniendo en cuenta los horarios que tienen y que trabajo lejos de todo es imposible ir entre semana.

Otras veces alguna invitación aparece. Hay que buscar la dirección del restaurante, alistarse, e ir. Esa noche terminamos en un rastaurante diferente porque el que habíamos reservado estaba lleno. Las meseras y uno de los cocineros hablan español; son colombianos, peruanos o ecuatorianos, díría yo. Cuando terminamos de comer cambiaron el canal del televisor para ver el partido Colombia - Argentina.

Why are they so aggressive?” me pregunta el sueco que está a mi izquierda. No se. Pienso que puede ser por la tonta rivalidad que existe desde hace más de 15 años con el 5 a 0. ¿Existe algo así?. “Bueno, están jugando equipos suramericanos, you know”, me dice el portugués. Creo que tiene razón.

Parece que hay falta. Veo dos jugadores frente a frente, uno de ellos está gritándole al otro. Puedo leer los labios pero no les digo lo que entendí. Es bastante obvio. Sigo pensando en la agresividad. La respuesta inmediata, léase fácil, es decir que sí, que somos así.

Salimos del restaurante. Está lloviznando y buscamos un bar cercano. En una esquina encontramos una “manifestación” de ciclistas que se llama se llama critical mass, nos explica el suizo. Sí, vamos con alguien no sólo es suizo sino que es de Ginebra, es uno de los más exóticos del grupo. Siempre que le presentan a alguien le dicen que es el primer suizo que conocen, aun cuando llevan varios años viviendo en la región. La manifestación es una coincidencia organizadada en la que cientos de ciclistas se reúnen para recorrer las calles. Ocurre normalmente el último viernes de cada mes, pero no sabemos por qué han decidido salir hoy, un sábado frío y lluvioso.

Llegamos a un bar - café. Hay apenas una mesa libre y somos unas 10 personas. Es un bar de locales y se escucha francés. Tiene una gran ventana que da frente al cementerio de Plainpalais, famoso por la tumba de Jorge L. Borges. Pasa un carro de los bomberos, pasa un bus de transporte público y pasa otra vez el grupo de ciclistas. Aparecen los policías y la gente los rodea y las cosas ahora son más confusas. Veo a alguien con una máscara y veo policías que lo agarran por los hombros. Hay empujones y tal vez puños. ¿Qué pasa? ¿Un ladrón?. Alguien trata de recuperar su bicicleta, los policías se van, ¿llevan a alguien?, los ciciclistas se quedan frente al bar. La máscara queda tirada en la calle.

En los últimos años “critical mass” termina en algo similar, nos dice el suizo. Las bicicletas bloquean el tráfico, alguien llama, la policía llega y tratan de disolver la manifestación. Los ciclistas, jovenes todos, reaccionan y pasa esto. Nos sorprende un poco, no esperábamos que estas cosas pasaran acá. Le decimos a nuestro guía local que nos imaginabamos una solución más “diplomática”, no tan violenta. “Not in Geneva”, nos responde.

Es la 1:20am. Tarde para Ginebra, segun lo que he aprendido. Nos vamos del bar y caminamos a la estación de tranvía. El próximo pasa en 15 minutos asi que seguimos caminando hacia la siguiente estación y nos subimos en un bus. Del todo el grupo, 6 vivimos en el mismo barrio. Después de dos paradas nos despedimos, en Ginebra no hay grandes distancias. Camino media cuadra, entro al edificio, abro la puerta del ascensor y subo al quinto piso.

Otros días las cosas no son tan animadas. Me levanto temprano. Temprano quiere decir antes de las 9am. Subo las persianas, abro las puertas-ventanas, pero no salgo al balcón. Veo que hay de nuevo en Internet, twitter, blogs, videos. No leo noticias, tal vez una o dos sobre el vuelo AF 447 de AirFrance. No le tengo miedo a los aviones, pero debo decir que durante el aterrizaje me sudan las manos y respiro con tranquilidad cuando el avión llega al sitio de parqueo. Quizás por eso he tratado de seguir esta noticia y saber qué pasó con el avión.

Almuerzo escuchando música o algún podcast. A veces no se escuchan voces, es más, hasta olvido que aquí hablan francés. Veo llover o si está haciendo calor saco la silla al balcón, salgo a dar una vuelta, a montar bicicleta o voy a tomar fotos a los mercados de las pulgas. Otra veces me aburro de hacer eso y paso el tiempo haciendo clics.

Me pregunto si soy bueno para el exilio voluntario. Era parecido en Cali, en Lyon y en Bogotá, y aun así estoy pensando en seguir haciéndolo.

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2009

El año pasado me preguntaba en dónde pasaría el siguiente año nuevo. Y, bueno, la respuesta fue Zürich (por razones inesperadas). Este año me hago la misma pregunta, sin saber muy bien si quiero que sea cerca o lejos de donde estoy en este momento.

Este año comienza con muchos …

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