Buscando apartamento

Creo que buscar en donde vivir es una de esas cosas que a nadie le gusta hacer; especialmente cuando se está viviendo temporalmente en un sitio y la vida está empacada en una maleta.

En general, creo que no es fácil encontrar un sitio en donde vivir con el que uno se sienta cómodo. ¿Agradable, cercano y económico? No, sólo se pueden escoger dos, o una. Y parece que en Ginebra las cosas empeoran.

La población de Ginebra ha ido en aumento en los últimos años, sin embargo no se han hecho nuevas contrucciones al mismo ritmo. Leía en una revista que el índice de inmuebles disponibles es del 0.20%, ¡sólo 2 de cada 1000!, y que no hay muchos proyectos de construcción o de renovación. En pocas palabras, hay muy poca oferta y una gran demanda que crece muy rápido. Adicionalmente, la mayoría de las ofertas son manejadas por agencias inmobiliarias, que pueden ser muy exigentes en cuanto a los trámites necesarios. Todo esto hace que sea dificil encontrar un lugar para vivir en la ciudad, aunque en los alrededores parece que las cosas mejoran, y que la búsqueda pueda ser muy larga y tediosa.

La descripción de la búsqueda la dejo para otro día, mejor sigo con una anécdota bastante particular relacionada con todo esto.

Esta noche fuí a ver un apartamento que parecía ser muy interesante. Quedaba en la ciudad, era bastante amplio y a un buen precio. El apartamento me gustó, era cómodo, agradable, había un paradero de bus a pocos metros y quedaba en un buen sector, creo. Estaba hablando con la arrendataria acerca de los documentos necesarios para alquilarlo cuando escuchamos un ruido muy fuerte y fuimos a ver qué pasaba.

Yo pensé que a alguien se le había caido una caja llena de cosas, pero al abrir la puerta vimos a dos tipos salir corriendo del edificio mientras dejaban tirada una chaqueta que no se alcanzaron a llevar. Habían tumbado la puerta del apartamento de enfrente. Bueno, exagero, tumbaron la lámina de madera que cubre la mayor parte de la puerta. La lámina estaba en el piso mientras que el marco y las dos chapas quedaron intactas, supongo que todavía tenían el seguro puesto. La arrendataría del apartamento que yo estaba viendo llamó a la policía inmediatamente.

Dos policías llegaron en menos de 10 o 5 minutos. Preguntaron qué había pasado, cómo eran las dos personas que habíamos visto y trataron de averiguar el nombre de la persona que vivía en el apartamento sin puerta. Me quedé un rato viendo por la puerta-ventana mientras los policías trataban de lograr una descripción más completa de los ladrones. Parecía que los ladrones no habían tenido tiempo para llevarse nada, en la pared había varios sombreros colgados, se veían un par de esquís y una gallina de peluche que estaba aplastada por la lámina de madera. Yo me fuí cuando uno de los policías hablaba por teléfono y comenzó a mencionar cosas como el material de la chaqueta y ADN.

Me devolví caminando hasta la estación del tranvía. En el camino una ciclista iba manejando con una sola mano mientras que con la otra intentaba cambiar la canción de su ipod, unos tipos me decían algo que no escuché bien (¿extranjeros?) y yo hablaba por celular con un amigo que llevaba más de dos meses buscando en donde vivir en Ginebra. Hoy le confirmaron que ya tiene apartamento y talvez el sábado me invita a conocerlo.