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Hace un año, un viernes, cantando Las majas del bergantín y Lazy Daisy.

Hace dos años, un jueves, no recuerdo qué hice, supongo que estaría pensando en la tesis.

Hace tres años, un miércoles, respondiendo las preguntas del censo.

Hace cuatro años, un martes, en una oficina de Servientrega enviando sobres con formularios.

Hace cinco años, un domingo, en la lavandería del bâtiment H, contándole a Juan Pablo cómo me había ido en el viaje y el hablándome del suyo.

Hace seis años, un sábado, en Duke’s, después de haber comido una hamburguesa gratis en la novena. En ambos lugares no pude estar mejor acompañado.

Hace siete años, un viernes, en un salón de clase, presentando un examen de matemáticas discretas sobre grupos y máquinas de estado.

Hace ocho años, un jueves, en mi casa en Popayán. Esa noche no salí.

Hace nueve años, un martes, en el apartamento de Cali, escuchando One de U2.

Hace diez años, un lunes festivo, en mi casa en Popayán, haciendo un taller de cálculo y tomando una jarra de Tang para pasar uno de los peores guayabos que he tenido.

Hace 20 o más años, en Popayán, sentado al frente de la mesa del comedor con mis papás, mi hermano, los amigos del barrio y mis primas, mientras tomaban una foto.

Hoy, de nuevo un domingo, contento por tener que pensar nuevamente en formularios e imaginándome en dónde pasaré mi próximo cumpleaños.